Después de Semana Santa, llega la Pascua. Tiempo de alegría, tiempo de luz, tiempo de primavera; en todos los sentidos.
Después de Semana Santa, llega también el tiempo de hacer balance de las procesiones recién realizadas. Y no nos podemos quejar. El tiempo nos ha acompañado en todos los actos y pudimos realizar todas las procesiones. Todas menos una: la del Domingo de Ramos que fue solo parcial.
Empezamos a realizar procesiones de Semana Santa en 1996. Desde aquel año, contando las procesiones del Jueves y el Viernes Santo, hemos realizado nada menos que 28 procesiones. De ellas, tan solo hicimos un acto en el interior de la Iglesia: la procesión del entierro del año pasado.
Si, aunque parezca mentira, hemos realizado prácticamente todas las procesiones de esos días. Otra cosa es la del Domingo de Ramos (que empezamos más tarde) y el Via Crucis, en el que al menos tres veces hicimos en el interior de la Iglesia. Decía que hemos realizado prácticamente todas las procesiones. Es a nuestro entender muy llamativo, y casi casi milagroso que el tiempo nos lo permitiese en tantas ocasiones. Y hemos tenido un tiempo de perros en muchas ocasiones.
La mayoría de los problemas meteorológicos se presentan el Viernes Santo. El cielo vuelve a rememorar aquella tarde de hace más de dos mil años. En varias ocasiones las imágenes han salido cubiertas de plástico para que la lluvia o el orbayu no las estropease. A nosotros los cofrades, nos daba igual mojarnos. Algunos con un chubasquero debajo del hábito, otros con la única protección de ese morado elemento.
El Jueves no suele haber esos problemas. El Sermón del Encuentro en la Plaza no ha peligrado casi nunca. Si que suele hacer frío, pero el cielo se presenta más seguro.
Algo sobrenatural tiene que haber en estos hechos. Veíamos después que muchas procesiones en pueblos vecinos se habían suspendido por la lluvia, mientras en Nava pudimos cumplimentar el recorrido en todas las ocasiones menos en una.
Y es que a pesar de que llueva, nuestras procesiones no se suspenden, sino que se representan en el interior, con una liturgia muy similar a la del exterior.
Esperemos que en el futuro nos siga acompañando esta bondad meteorológica. Así podremos seguir mostrando al pueblo el misterio de la Semana Santa.
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